El cambio climático disminuirá drásticamente las especies animales y vegetales

  • Alrededor del 75% de las plantas y el 50% de los animales podrían verse afectados durante los próximos 100 años.
  • Los humanos no serán inmunes ante las consecuencias pues el agua y el aire también se verán afectados.
  • Una intervención rápida puede aplacar el impacto hasta en un 60%.

Aproximadamente el 75% de las plantas y el 50% de los animales podrían enfrentar una mengua sin precedentes durante este siglo como producto del cambio climático. Esto se extrae de una investigación de la Universidad de East Anglia (UEA) en Norwich, Norfolk (Reino Unido). Los resultados se publicaron el domingo pasado en la revista Nature Climate Change.

Estudio consideró 50.000 tipos de plantas y animales. Se determinó que dos tercios de los vegetales y la mitad de las bestias perderán su hábitat climático para el 2080 si no se toman medidas para mitigar los efectos y velocidad del calentamiento global. En otras palabras, la distribución geográfica de la biodiversidad bajará en todo mundo.
Según esos cálculos, el mayor riesgo es para las plantas, reptiles y anfibios. Asimismo, zonas como el África subsahariana, América Central, Amazonia y Australia verán mermar sus especies. Mientras tanto, Asia Central, Europa del Este y el Norte de África experimentarán una disminución de plantas sin igual.
No obstante, una actuación veloz para amortiguar el cambio climático podría significar la reducción de pérdidas en un 60%. De ser así, habría 40 años más para que las especies se adaptaran. De tal forma, la temperatura mundial subiría solo 2° C para el 2100 respecto a tiempos preindustriales (1765).
Por su parte, el estudio fue financiado por el Consejo de Investigación del Medio Ambiente Natural (NERC). A su vez, estuvo a cargo de la doctora Rachel Warren de la Escuela de Ciencias del Medio Ambiente y el Centro Tyndall para la Investigación del Cambio Climático de la UEA.
Contó con el apoyo de Jeremy Vanderwal, de la Universidad James Cook (Australia); y de Jeff Price, también miembro de la UEA.

Según la directora, «se sabía poco acerca de cómo el aumento de la temperatura global afectaría las especies más comunes». Y agregó: «el tema más amplio de la pérdida potencial de especies de amplia distribución es un problema grave, ya que incluso pequeñas reducciones en estas pueden alterar de manera significativa los ecosistemas».
Pérdidas enormes en la biosfera. Warren explicó cómo se puede inferir mediante sus pesquisas que las especies más comunes se encuentran en peligro. «Esta pérdida de biodiversidad a escala global empobrecería considerablemente la biosfera y los servicios ecosistémicos que proporciona». Como consecuencia, se volverán más comunes y extremos algunos fenómenos que hoy son más bien esporádicos, como plagas y enfermedades. La científica advirtió, empero, que las estimaciones del equipo fueron «probablemente conservadoras».
«Los animales en particular pueden disminuir más que nuestras predicciones por una pérdida de los alimentos de las plantas», alertó la doctora Warren.

Hizo hincapié en el círculo vicioso que también traerá consecuencias importantes para la humanidad. Destacó situaciones relacionadas con la purificación del aire; la calidad del agua y el control de las inundaciones; el ciclo de nutrientes y el ecoturismo.

Pero el panorama no es del todo gris. El estudio trae consigo nuevas evidencias decisivas sobre cómo se pueden reducir rápidamente los gases del efecto invernadero. Estas medidas pueden retardar enormemente la pérdida de la biodiversidad, puesto que reducen el importe del calentamiento global de 4° C a 2° C. Dicha ventana de oportunidad permitiría que hubiera 4 décadas de tiempo para que la biodiversidad se adaptase a estas transformaciones de temperatura.
De actuarse a tiempo, las pérdidas de los hábitats climáticos podrían reducirse hasta en un 60%. Por eso es vital que haya un aporte generalizado para el beneficio del medio ambiente. En ese sentido, existen diversas iniciativas públicas y privadas en pro de la conservación. Por ejemplo, el hotel y villas Pranamar (Santa Teresa, Puntarenas) ha sido, desde sus inicios, un lugar dedicado a la relajación y el descanso en armonía con la naturaleza.
El centro turístico se toma muy en serio el tema de la huella ecológica, por lo que ha implementado diversos programas como el reciclaje de aguas residuales, el uso de jabones biodegradables; piscina libre de químicos y el empleo de bombillas y electrodomésticos de bajo consumo.

Por: Andrés Figueroa Vásquez y agencia Europa Press.

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